Las ampollas aportan un plus de eficacia y responden a todas las necesidades de nuestra piel, por lo que son imprescindibles a tener en cuenta en nuestra rutina de cuidado facial y corporal.
Actúan eficazmente como una inyección de propiedades activas multifuncionales. Aumentan la eficacia y la penetración de los ingredientes activos en la piel y pueden usarse en cualquier momento del día.
Las ampollas tienen diferentes finalidades: restaurar los niveles de hidratación, hacer que la tez esté más luminosa y uniforme, combatir los signos de la edad o reafirmar la piel, entre otras.
Se deben aplicar en rostro, cuello y escote (dependiendo de la ampolla utilizada), mañana y/o noche y los resultados son visibles más rápidamente tras el uso continuado del producto.
¿CÓMO DEBEMOS APLICAR LAS AMPOLLAS CORRECTAMENTE?

PASO 1: AGITA Y ROMPE
Agite el vial. Use el dispositivo incluido en el envase para romperlo. Presione hasta oír un clic. Rompa el vial presionando ligeramente.

PASO 2: ABRIR
Inserte el aplicador en la ampolla, presionando hasta que quede bien fijado. Retire la tapa y gire hasta que la fórmula esté en el aplicador.

PASO 3: APLICAR LA AMPOLLA
Presiona el aplicador para dispensar la mitad de la fórmula de la ampolla. Aplícala en rostro y cuello, mañana y noche. Luego, cierra la ampolla con el tapón y colócala en el soporte incluido en el envase.
LO QUE DEBEMOS TENER EN CUENTA
En primer lugar, las ampollas se pueden utilizar en cualquier tipo de piel: joven, madura, grasa, seca.
La aplicación de las ampollas se puede adaptar según las necesidades de la piel y se pueden utilizar durante todo el año y en combinación con productos de uso diario.
Una vez abierta la ampolla se debe utilizar hasta dos días, para no influir en la eficacia de la fórmula y sus propiedades.
La ampolla debe aplicarse antes de la crema de día/noche o del serum, porque su concentración es mayor, penetrando en las capas más profundas de la piel.